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ACEPTACIÓN

  • Foto del escritor: Karnet
    Karnet
  • 5 sept 2018
  • 3 Min. de lectura

Un recordatorio para alguien que está por ahí escondido tras la pantalla:


"En un corazón que llora permanentemente, no puede entrar la luz, en un corazón herido, no se pueden sembrar semillas de nuevas flores, un corazón temeroso, no puede recibir la vida en su plenitud, ni acoger sus nuevas experiencias que nutren al TODO.

Cuando la visión es centrada solo en la mano que ha de sostenerte. Cuando tu camino solo se construye de agarraderos donde asir tus manos para no caerte, este camino se hace eterno, y la dirección única.

Las sujeciones creadas a lo largo del sendero impiden ver los nuevos rumbos que se presentan ante ti, esos despojados de barreras, esos donde el campo es llano, libre, donde no existen apoyos, donde solo se permite volar, correr, saltar, sin necesidad de sostenerte en otro.

Pero no sueltas nada, te aferras a todo lo que te da seguridad en tu lento andar y el camino duele, duele y te da seguridad, una seguridad ficticia que genera una falsa sensación de apoyo y de alivio al dolor, pero que no genera nuevos rumbos, ni más aprendizaje del que tiene, el seguir atado a todo lo externo a tu verdadera esencia.

Temes descubrirte en el ser imperfecto que eres, porque desconoces la importancia y maravilla de esa imperfección, temes no saber volar solo, y prefieres seguir andando despacio, arrastrando tus alas que te pesan, porque no están hechas para estar inertes sujetando el suelo.

Sigues aferrado a los ¿cómo?, sin querer mirar en tu interior donde están todas las respuestas, donde está la guía, la marca de los pasos que has de andar. No hay mayor muleta, mayor seguridad, que la de saberte llevado por tu propia esencia, esa a la que no quieres mirar, esa que te exige saltar al vacío, extender tus alas y dejarte volar.

Duele? Si, dolerá, tus alas entumecidas dolerán en los primeros movimientos, tu ego herido se dolerá al sentirse vulnerable, al sentirse imperfecto desde la mirada de un concepto de perfección erróneo. Dolerá? Si, dolerá, dolerá la soledad inicial que supone que nadie pueda sostenerte en vuelo, que no puedas agarrarte a lo conocido, a lo que crees amado.

Dolerá? Si dolerá, dolerá el vacío que necesitas crear en tu ser para ser llenado, dolerá desprenderse de tus viejos yos, de aquellos tan necesitados, de aquellos heridos, de aquellos que un día te sirvieron para seguir avanzando, pero que ya no están para ser mantenidos ni amarrados.

Quieres iniciar el vuelo, a veces sientes la necesidad, como algo que empuja de ti hacia el barranco… y en días en los que te sientes fuerte, intentas ponerte frente al acantilado y respiras hondo y dices… VOLARÉ… pero sigues con las manos aferrándote a lo viejo, a los patrones conocidos, a tu viejo yo y no puedes elevarte, no puedes batir tus alas, porque no se puede volar atado.

Tu esencia está intentando fusionarse en ti, iluminar cada una de las células de tu cuerpo, integrarse con tu ser encarnado. Más no permites su entrada, porque ésta produce cambios y el temor a lo desconocido, es mayor al deseo de ser lo que eres, porque en lo más hondo de tu fractal, aún mantienes los miedos de reconocerte, de recordarte, de merecerte.

Sólo hay un camino ante ti, sólo un sendero se abre paso, el de la aceptación y el de la confianza. Sólo necesitas eso, aceptar a lo que viniste, aunque no sepas conscientemente cual es la misión. Abrirte a ser y hacer lo que viniste a hacer, aceptar sin peros, sin excusas, sin miedos, aceptar en totalidad, ponerte al servicio del todo y de todos, pues no hay esencia cuya misión no sea creada para ese fin.

Confiar en que, aceptando que todo lo que llegue a ti, será dirigido a ese fin, al del mayor bien para el universo, la fuente, la humanidad, el amor, la vida…

Todo tu caos, tu confusión, créenos, está en la perturbación de tu verdadero ser intentando fusionarse con un viejo traje que no admite lo nuevo y que no le permite entrar, y esa lucha te desestabiliza, te hiere, te nubla, te confunde… y te cuesta comprender, que no hay marcha atrás, que solo queda seguir hacia adelante, ACEPTA.

Pero para vestirte con tu esencia, primero debes desnudarte, despojarte de antiguos ropajes que ya no son, que ya no sirven, sólo así podrás ser tu Yo original.

Cuando puedas aceptar lo que es, cuando cansado de debatirte en la lucha, te abras al recibir, todo en ti se dará y la luz llegará a tu vida, y ya no tendrás necesidad de buscar en otros la mano donde sujetar tus miedos, podrás ser mano que sostenga a otros para empujarles al vuelo, pero antes, has de aprender a volar y a soltar.

Cómo? Acepta y confía, acepta y confía, acepta y confía

KARNET


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