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Cuando la vida nos pone situaciones en las que la duda y el desconcierto nos tienten a alejarnos del camino que dicta el corazón ¡Cuidado!
El corazón no se puede escuchar en letras escritas en un papel, éstas solo ayudan a poner orden y estructura para manejar una información en 3D.
Si no escuchas la voz de tu corazón, te será muy difícil integrar y aceptar con confianza y pasión el camino que te señala.
Cuando solo lees las palabras escritas, sin sentir en tu centro la dirección del camino, sólo verás y sentirás una obligación, un forzamiento a una acción y esto hace que las dudas, la desilusión y la confusión reinen en tu día.
Las palabras escritas o las canalizaciones que lees, hacen creer a tu mente que la información nace de algo externo a ti y eso a veces facilita lecciones, sobre todo en el inicio del despertar de conciencia, cuando aún te sientes inseguro y no eres capaz de reconocer tu grandeza. Pero cuando se supera esta fase, la integración es un hecho y las palabras escritas o habladas, no solo partirán de ti, sino que además entenderás que no nacen de algo externo, por tanto, cualquier decisión o acción que parta por influencia de éstas, no podrá ser reclamada a nadie fuera de ti.
Serán tu reflexión profunda inspirada en el conocimiento y sabiduría que toda tu andadura existencial ha acumulado. Pero esta sabiduría no puede penetrar en un corazón cerrado, en un fractal oculto por capas que lo encogen por el miedo a la experiencia y el error.
Por tanto, tu ser y tu sabiduría interna, te animan a escuchar tu corazón y sentir el camino que te marca. Después podrás organizar la información desde las palabras para facilitarte el camino, pero no sin antes sentir profundo dentro de ti, que esa es la dirección que sientes has de seguir.
Tanto si escuchas o hablas, si lees o escribes, la información del mensaje que las palabras te marcan han de modificar estructuras internas en ti, si no, tan solo serán mensajes vacíos que podrás repetir una y otra vez, pero que no darán los frutos que esperas de ellas, por tanto, la responsabilidad nunca será de algo externo, sino de tu propia interacción con los mensajes que recibes o expresas.
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